sábado, 2 de agosto de 2008

Cuba y los medios de propaganda liberal

(tomado de Znet (Nueva York)
Toni Solo
En 2007, Cuba aparece en el puesto 51 del Índice de Desarrollo Humano de la
ONU; un puesto por encima de México. No lo verás reflejado en la prensa
corporativa convencional cuando se refiere a Cuba. Tampoco te dirá que
alrededor del 90% de los electores ejerció su derecho al voto en la última
elección. Ni verás que se le compare con países similares, como Jamaica o la
República Dominicana, por ejemplo.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) mide comparativamente las condiciones
de vida en los países miembros de la ONU. En el IDH del año pasado, Jamaica
figuraba en el puesto 101 y la República Dominicana en el puesto 79. De los
países del Caribe, sólo Bahamas, en el 49, y Barbados, en el 31, están mejor
situadas que Cuba. Entre los países de Centroamérica, sólo Costa Rica, en el
puesto 48, goza de mejores condiciones.
La información de la prensa convencional corporativa suele llegar a extremos
insospechados para evitar informar objetivamente sobre Cuba. Aludiendo a la
calma tras las elecciones en las que se ratificaba a Raúl Castro como
Presidente, Rory Carroll, del The Guardian, decía el 25 de febrero, "La
confusión del suspense jalonó el estricto control policial de la isla, con
sus 11 millones de habitantes, muchos de ellos ansiosos por huir de una
pobreza más cruda que la de la Europa del Este antes de la caída del Muro de
Berlín".
La comparación es totalmente irrelevante. Las condiciones de vida de la
mayor parte de la población en todos los países del Caribe, salvo en Bahamas
y Barbados, son mucho peores que en Cuba, y otro tanto cabe decir de los
demás países de la región, como Honduras, Nicaragua, El Salvador o
Guatemala. De los países sudamericanos, sólo Uruguay, Argentina y Chile
están por encima de Cuba en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Esto
pone de manifiesto que, pese a los 45 años de depravados ataques terroristas
y del bloqueo económico genocida de los Estados Unidos de América, en lo que
a desarrollo humano se refiere, la sociedad cubana sale más airosa en
desarrollo humano que casi todos los demás países vecinos del Caribe y de la
gran mayoría de América Latina, incluidos gigantes económicos como México y
Brasil, o avanzadillas del "libre comercio" como Panamá.
Esto simple y claramente quiere decir que, a la hora de atender a las
necesidades colectivas, el régimen socialista de Cuba ha tenido más éxito
que el sistema consumista capitalista-corporativo implantado en la mayoría
de los países latinoamericanos. Se supone que The Guardian y The Independent
son buques insignia de la prensa progresista británica. De hecho, la mayor
parte de su trabajo informativo, en cuestiones que van desde Palestina a
Haití, a Irán, a Afganistán, a Venezuela o Cuba, no es más que el eco de la
propaganda oficial característica de la OTAN. Puede que a los editores les
entre el pataleo y aleguen que ahí están los rompedores Robert Fisk y
Patrick Cockburn, pero dichas excepciones sirven como ejemplo de
profesionales de la información que, con todas las de perder, tratan de
tirar del hilo, mientras la política editorial rutinaria difiere poco de los
tabloides del mercado.
Si se compara el tratamiento mediático de los acontecimientos recientes de
Cuba con la cobertura política dada a los Estados Unidos en Europa, el doble
rasero es descarado. David Usborne, el mismo día 25 de febrero, escribía en
The Independent, "...tampoco es que hubiera demasiado suspense en La Habana
ayer, porque casi todo el mundo dudaba de que el nuevo organismo electo se
fuera a atrever a hacer algo que no fuera descubrirse ante el legado de
Fidel al nombrar como su sucesor a su hermano de 76 años. La única
alternativa real para la Asamblea de 614 miembros fue aceptar el cambio
generacional, eligiendo a uno de los dos lugartenientes más jóvenes y leales
al régimen, ya fuera el Ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, de 42
años, o al vice-presidente Carlos Lage, de 56".
Así que Usborne reconoce que había una alternativa real pero hace que suene
como si no la hubiera. Por qué será que nunca se aplica esa lógica a los
votos emitidos en el Congreso estadounidense con respecto a Irak o al apoyo
a Israel. Por ejemplo: "...tampoco es que hubiera demasiado suspense en la
votación del Congreso sobre Oriente Próximo, porque todo el mundo era
consciente de que los Senadores electos no se atreverían a enfrentarse al
grupo de presión pro israelí" o "... casi nadie esperaba ningún sobresalto
en la votación sobre el presupuesto militar del país porque pocos políticos
se iban a atrever a desafiar a la industria de militar".
Usborne cita unas declaraciones de la Secretaria de Estado estadounidense
Condoleezza Rice, "Instamos al gobierno cubano a iniciar un proceso de
cambio pacífico y democrático, con la liberación de todos los presos
políticos, el respeto a los derechos humanos, y con la apertura de una vía
clara hacia unas elecciones justas y libres", decía. Pero Usborne podía
haber consultado en la Red las declaraciones de importantes autoridades
políticas regionales. Según información de la Agencia France Press del 19 de
febrero, sobre el Presidente de Brasil, Lula da Silva, "El primer mandatario
brasileño mostraba su satisfacción porque 'todo transcurriera con
serenidad... lo que nos temimos fue que, ante la adversidad, estallara un
proceso de turbulencia y los cubanos afincados en Miami lo consideraran un
buen momento para regresar a Cuba y convertir la isla en zona de conflicto".
El gobierno mexicano hacía pública su intención de "ahondar en el proceso de
repulsa bilateral iniciado meses atrás, tras una discrepancia diplomática
entre Cuba y el antiguo Presidente mexicano Vicente Fox. El Secretario
General de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza,
subrayaba, "sea cual sea el cambio, habrá de ser fruto del diálogo pacífico
y democrático del pueblo cubano, libre de cualquier influencia externa". Los
servicios de información jamaicanos declaraban que el Presidente derechista
Bruce Golding "saludaba al Presidente Castro por la constancia, el valor y
el ímpetu de su liderazgo, así como por su firme compromiso para con la
causa del pueblo cubano".
La razón de estas citas es que, con su alusión a las declaraciones de la hoy
ya casi insignificante Rice, Usborne da precedencia a una visión
americanista y rematadamente maniquea de Cuba. Casi todos los demás
gobiernos de las Americas, salvo el estadounidense americano, tienden a
mostrarse más dispuestos a reconocer la inconsistencia de sus
contradicciones. Si miramos a los Estados Unidos de América, salta a la
vista la grotesca letanía de violaciones de los derechos humanos que allí se
producen, empezando por su racista sistema de justicia penal, las cámaras de
tortura en su base de Guantánamo, la negación de un proceso justo en su
legislación "anti-terrorista", la violación sistemática de la intimidad de
las personas, sus listas de vuelos prohibidos, los vuelos fantasma de la
CIA, la negación de derechos fundamentales a decenas de miles de habitantes
de New Orleáns, a presos políticos como Leonard Peltier y Mumia Abu Jamal...
la lista no tiene fin.
Las autoridades estadounidenses también se han granjeado la notoriedad por
encarcelar a 5 cubanos anti-terroristas que habían advertido a la CIA de la
existencia de terroristas en suelo estadounidense. El gobierno cubano
calcula que 3.000 cubanos han sido asesinados en ataques terroristas
dirigidos desde los Estados Unidos. Uno se pregunta la suerte que hubiera
corrido la disidencia estadounidense, si se llega a averiguar que ha estado
recibiendo dinero de un país extranjero, responsable de una serie de ataques
terroristas contra ciudadanos estadounidenses. En Cuba a este tipo de
individuos se les procesa y se les encarcela. Las políticas de seguridad
interna en Cuba frente a un ataque terrorista han sido siempre similares a
las de los gobiernos de los Estados Unidos y de la Unión Europea.
Las políticas comportan las mismas probabilidades de impunidad a la hora de
cometer abusos y violaciones de los derechos humanos. No hay más que echar
la vista atrás a la larga guerra en Irlanda del Norte, o a las medidas de
seguridad del gobierno español contra ETA, para hallar analogías, por no
mencionar la violación masiva de los derechos fundamentales por parte de los
Estados Unidos. En Gran Bretaña, el Fiscal del Distrito fija las políticas
del sistema de autocensura que lleva a los medios a acatar la línea oficial
del gobierno. Actualmente, el gobierno británico está boicoteando los
intentos del ex-soldado Ben Griffin por revelar la connivencia de Gran
Bretaña con la tortura en Afganistán.
Al dar prioridad al punto de vista estadounidense, sin tener en cuenta otros
puntos de vista sobre Cuba, Usborne y sus editores deliberadamente dan a
entender que, de uno u otro modo, el punto de vista de Rice es más
importante que el de muchos otros gobiernos de la región, cuando, de hecho,
el prestigio de los Estados Unidos en el Caribe y en América Latina nunca ha
estado más bajo. Condoleezza Rice y sus colegas del gobierno de Bush dan
buena fe de ello. La alusión a las declaraciones de Rice, sin mencionar
otros puntos de vista, resulta desconsiderado y presuntuoso - tal y como
cabía esperar de la prensa corporativa del Bloque Occidental progresista y
no progresista.
La desidia y la afectación también caracterizan el artículo de Phil Davison
en The Independent, el 25 de febrero, en el que dice, "un Demócrata como
presidente, particularmente, Barack Obama, podría ser un gran paso para
sacar a Cuba de su desfase temporal y convertirla en lo que algunos ya
perciben como el potencial eje comercial y turístico del Caribe". Qué tal
esto otro, "un Demócrata como presidente, particularmente, que abiertamente
tomara conciencia moral, sería un gran paso para sacar a Colombia de su
desfase temporal y conseguir una solución dialogada de su guerra de 50 años,
con la creación de un fondo de compensación para los 3.7 millones de
desplazados del conflicto, e instar al gobierno colombiano a romper sus
vínculos con los terroristas paramilitares traficantes de narcóticos que se
jactan de controlar al 35% de los parlamentarios del país".
No caerá la breva. Ni el Independent ni el Guardian lo publicarán porque a
ningún presidente de los Estados Unidos de América se le va a ocurrir
retirar su apoyo a sus satélites paramilitares narco-terroristas en
Colombia. La Prensa liberal británica es poco más que el altavoz de la
autosuficiencia propagandística del Bloque Occidental. He aquí otra perla
del tal Davison, respecto a lo que Raúl Castro pudiera hacer como
Presidente. "Si sale elegido, hay grandes posibilidades de que afloje el
cerco, lo cual podría suponer un aumento de la renta per cápita de Cuba, de
3.000 dólares estadounidenses (1.500 libras esterlinas) y del salario medio
de 10 dólares estadounidenses". En realidad, según un centro de información
como el Michigan State University International Business Centre, la renta
per cápita de Cuba en 2006 era de 4.000 dólares estadounidenses, mientras
que las de Honduras y Nicaragua eran de 3.100 dólares, la de Jamaica de
4.600 y la de El Salvador de 4.900 dólares estadounidenses.
Davison podría decir que los países con economías basadas en el turismo,
como la República Dominicana y Belice, tienen un producto interior bruto
superior, pero, entonces, ¿cómo se explica su penosa situación en el Índice
de Desarrollo Humano, en comparación con Cuba? En 2006, tanto la República
Dominicana como Belice contaban con una renta per cápita de 8.400 dólares
estadounidenses, y aún así, la República Dominicana figura en el puesto 79
en el Índice de Desarrollo Humano, 28 puntos por debajo de Cuba, y Belice en
el 80. Estos contradictorios datos son indicativos del problema económico
fundamental que subyace en los países del Caribe y de América Latina: la
extrema pobreza resultante del enorme desequilibrio en la distribución de la
riqueza.
Los puntos fundamentales de la línea propagandística anti-cubana del Bloque
Occidental capitalista y consumista en medios de comunicación como The
Guardian y The Independent son los siguientes:

* Evitar siempre las comparaciones con países similares - legitimar el
cotejo de la economía cubana con las economías del primer mundo.

* No mencionar el embargo más que de pasada y sin mencionar la
intencionalidad y el impacto genocida del mismo.

* Menospreciar la contribución humanitaria sin precedentes de Cuba en
educación y salud a nivel internacional.

* No informar de los logros científicos, culturales y deportivos de Cuba.

* Evitar mencionar la implicación del gobierno estadounidense en el
terrorismo contra Cuba y encubrir al terrorista de la CIA Luís Posadas
Carriles y sus atentados con bomba.

* Dar coba a los enemigos de Cuba minimizando el apoyo que recibe de
gobiernos de todo tipo de ideologías.

* Desacreditar al Movimiento de Países No-Alineados y el prestigioso papel
que desempeña Cuba en su seno.

* Informar desde una perspectiva americanista: el único gobierno cuyas
opiniones sobre Cuba son dignas de atención es el de Estados Unidos.

* Sacar de contexto los temas relacionados con los Derechos Humanos y evitar
las comparaciones con los demás países latinoamericanos, en particular
Colombia.

* Cuidarse muy mucho de no mencionar que Cuba está por encima del consocio
de Estados Unidos en la NAFTA, México, en el Índice de Desarrollo Humano.

* Desacreditar / denigrar el sistema de democracia participativa de Cuba.

* No comparar nunca el sistema de prevención de catástrofes de Cuba con el
los Estados Unidos de América, ni mencionar el Huracán Katrina - ni sus
secuelas en Nueva Orleáns.

No hace falta ensalzar la figura de Fidel Castro o del socialismo cubano
para reconocer los logros - sin precedentes - de Cuba ante las agresiones
más recalcitrantes posibles, poco menos que auténticos ataques militares. Se
puede mostrar reservas, por ejemplo, ante la aspiración del gobierno cubano
de promocionar su sector cítrico con la ayuda de una serie de gansters
retirados del gobierno israelí, o a la hora de ofrecer una recepción de
Estado a dictadores crueles y avariciosos como el Presidente Obiang de
Guinea Ecuatorial. Cabe incluso que alguien se pregunte por qué la escasez
de vivienda en Cuba es tan insuperable como en España. Pero, sin duda, los
medios de comunicación corporativos progresistas del Bloque Occidental, como
The Guardian y The Independent, son el último lugar al que debiéramos acudir
para tratar de encontrar una crítica fundamentada del gobierno y de la
sociedad cubana.

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