jueves, 22 de enero de 2009

LAICISMO ALLÁ Y ACÁ


Hay una discusión, principalmente en La Jornada, muy interesante que me gustaría seguir sobre las diferencias de lo que implica el LAICISMO en EU y en México.

La ceremonia mundialmente difundida de la toma de posesión del Barack "Eich" Obama. (por cierto me llamó la atención que el locutor estilo show abrevió el nombre de Hussein, quizás para no traer un feo recuerdo del jefe militar irakí ahorcado por las leyes de Bush en un momento tan histórico y bonito), en el que el presidente jura sobre la Biblia, sostenida por la esposa Michelle, contrastó acá en México por la polémica asistencia del católico calderon al católico, apostólico y romano Encuentro dela Familia y las siguientes deplorables opiniones de la Iglesia S.A.


El magno evento les sirvió a los clérigos para decir, prácticamente, que allá no hacen tanto escándalo por la presencia religiosa en cosas de Estado. Sorprende esa opinión porque se supone que esos altos jerarcas tienen una alta preparación académica y tendrían que saber que esos rituales están dentro de las tradiciones precisamente de Estado en nuestro enfiestado país vecino.


El exponer y compartit estos temas en este espacio de Blog me parece muy importante.


Gracias por visitarlo.
Ahora les comparto este excelente artículo del Dr
Javier Flores , La Jornada, 20 de enero.Ciencias.
Familia: una pregunta sin respuesta

La pregunta central sigue siendo: ¿Para qué? ¿Cuál es la justificación que lleva a la Iglesia católica no sólo a promover, sino a tratar de imponer a todas las personas un modelo único de familia? Me temo que aún no hay una respuesta satisfactoria a esta interrogante. Más allá de algunas hipótesis, ni católicos ni laicos la tienen. Quedan, sin embargo, algunas cosas claras, algunas surgidas en el contexto del sexto Encuentro Mundial de las Familias realizado la semana pasada en México. La primera es que se trata de la defensa de un modelo de organización familiar: mujer y hombre (la pareja heterosexual, unida mediante el sacramento del matrimonio) y los hijos surgidos de esa unión.
El propio Norberto Rivera Carrera así lo entiende: como un modelo. Es el más completo, dijo el cardenal, lo que significa que se acepta que existen otros, pero que serían imperfectos o menos completos. No podría ser de otra manera, Rivera es una persona culta que sabe que desde el punto de vista antropológico ha habido y hay en el planeta distintas modalidades de organización familiar. No puede la Iglesia abstraerse de los estudios de comunidades humanas primitivas realizados por autoridades en esta disciplina como Claude Lévi-Strauss o Bronislaw Malinowski, sólo para citar a dos de los autores clásicos en esta materia.
Pero estamos al final de la primera década del siglo XXI y han surgido nuevos modelos de organización familiar a los que la Iglesia católica se opone. ¿Por qué? De modo interesante, para esta Iglesia la respuesta es doble. Por un lado, porque el modelo es resultado de la voluntad de Dios. Por otra parte, porque constituye la célula básica de la organización social. Esta dualidad se encuentra presente desde los documentos vaticanos (incluidas las encíclicas del papa Benedicto XVI) hasta los discursos del encuentro sobre las familias.
¿Cuándo y dónde el creador determinó que éste debería ser el modelo único? Yo no soy teólogo y, por tanto, no participo en esta discusión, aunque estoy seguro de que puede ser motivo de importantes debates entre los especialistas en el tema. Pero queda la segunda parte, más terrenal, y es el interés de esta Iglesia por determinar las formas de organización de las sociedades. ¿Para qué?
Antes de intentar una respuesta, debo decir que la imposición de este modelo pasa por un estricto control de la sexualidad humana. Para ponerlo en palabras de Benedicto XVI, en su encíclica Deus caritas est: “El eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar (sí, pregustar) en cierta manera lo más alto de su existencia…” Este documento fue citado por el Papa en su discurso a los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Familia en 2006. Se trata entonces de un modelo de organización social basado en el control de la sexualidad, en el cual la abstinencia juega un valor esencial y el sexo sólo es válido entre personas heterosexuales y únicamente dentro del sacramento del matrimonio.
Volviendo al encuentro sobre las familias (no entiendo por qué se usa el plural cuando se defiende un modelo único), el cardenal Rivera caracterizó a la familia como el núcleo en el que se expresan el amor contra el egoísmo; la generosidad contra los corazones cerrados y la solidaridad contra el individualismo. Yo me pregunto si estos valores no pueden estar presentes en familias integradas por homosexuales, madres solteras, divorciados, o en quienes tienen hijos a través de las tecnologías de reproducción asistida. Es claro que aquí hay una falacia.
Hay otras contradicciones serias en el modelo de la Iglesia. Este concepto de familia se asocia con la defensa de la vida desde la concepción. Pero las tecnologías de reproducción asistida actual y potencialmente ofrecen la posibilidad de dar vida desde más de una docena de modalidades de asociación reproductiva, además de la forma convencional hombre-mujer, y la Iglesia católica se opone a casi todas ellas.
Pero, volviendo a la pregunta original: ¿para qué? Lamento decepcionar a los lectores y lectoras, pero no tengo una repuesta. Hay quienes sostienen que el modelo familiar que defiende la Iglesia católica es para preservar el poder de la propia institución religiosa; otros piensan que es para mantener la estructura social que permite el control y la explotación de los seres humanos. Pero a mí no me convence ninguna de estas explicaciones. Hay piezas que faltan, y por ahora creo que lo más importante es encontrar los elementos que permitan formular de manera correcta la pregunta.

La Jornada 21 de enero 09

Estado laico, lacra histórica que México debe sacudirse: Iglesia
José Antonio Román
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó que en México “hipócritamente nos rasguemos las vestiduras” y apelemos al Estado laico cuando el titular del Ejecutivo acude a un acto religioso o se declara católico, en alusión al presidente Felipe Calderón, quien hace unos días asistió a la inauguración del sexto Encuentro Mundial de las Familias, convocado por la Iglesia católica.


En EU el presidente jura sobre la Biblia y aquí nos rasgamos las vestiduras si va a un acto religioso
Estado laico, lacra histórica que México debe sacudirse: Iglesia
■ Necesitamos “Obamas” que con los pies en la tierra nos digan que vale la pena emprender un camino diferente
■ Pide dejar el pasado que nos estorba para construir un futuro promisorio
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó que en México “hipócritamente nos rasguemos las vestiduras” y apelemos al Estado laico cuando el titular del Ejecutivo acude a un acto religioso o se declara católico, en alusión al presidente Felipe Calderón, quien hace unos días asistió a la inauguración del sexto Encuentro Mundial de las Familias, convocado por la Iglesia católica.
En un “comentario” distribuido a los medios, la jerarquía eclesiástica destacó que el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, juró con la mano sobre la Biblia su nuevo cargo, “y nadie pondrá el grito en el cielo” por haber utilizado ese símbolo sagrado en un acto civil.
Por el contrario, en México “hacemos correr ríos de tinta en los periódicos y hacemos comentarios en programas de televisión o radio elucubrando si se ha mancillado el Estado laico”.
Titulado “México, ¿atrapado en el pasado o un futuro esperanzador?”, el comentario episcopal recuerda que el presidente Obama ha venido hablando de situaciones difíciles, emanadas de la crisis, que no serán resueltas a corto plazo, pero en sus discursos no deja de haber palabras de aliento y esperanza, sobre todo para aquellos que están pasando dificultades. La gente le tiene confianza y él sabe responder, dice.
“Necesitamos ‘Obamas’ que con los pies en la tierra nos digan que vale la pena emprender un camino diferente, que sí hay esperanza y que a las situaciones, aunque sean adversas, siempre podremos darles la vuelta.


“Complejo de inferioridad”
“Sin embargo, para ello se requiere del concurso de todos los mexicanos, sacudiéndonos el complejo de inferioridad y el afán de protagonismo, así como otras lacras históricas que no nos dejan avanzar. Dejemos de mirar a un pasado que si bien nos educa para no cometer los mismos errores, nos estorba para mirar hacia adelante construyendo un futuro promisorio para bien de todos los mexicanos”, señala la jerarquía católica, la que nuevamente ha despertado el tema del laicismo y su exigencia de que se imparta educación religiosa en escuelas públicas.
Por otra parte, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, recordó que con ocasión del reciente encuentro mundial de las familias, “no faltaron voces acusando a la Iglesia de seguir en la Edad Media, porque, según su juicio, dicen que el modelo de familia que defiende ya no corresponde a los parámetros por los que va la sociedad.
“Afirman que es anacrónico sostener que la familia consta de un padre, una madre y los hijos, cuando existen muchos otros estilos, incluso de uniones entre el mismo sexo. Nos gritan que debemos ser más incluyentes y tolerantes; de lo contrario, seguiremos perdiendo feligreses”, señala.
Pero la Iglesia –advierte– “no inventa un modelo de familia, sólo propone el que Dios mismo ha mostrado desde el principio de los tiempos. Intentar modificarle a Dios sus planes es pretender ser nuevos dioses. Respetamos la libertad de quienes piensan distinto, aunque les advertimos los daños que pueden sufrir; pero que respeten nuestro derecho a proclamar también la verdad de Dios”.


Del Correo Ilustrado
La CEM “leyó mal” juramento sobre la Biblia
Mala lectura efectúa la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) del discurso de Obama en Washington y del significado de jurar con la mano sobre la Biblia. Esto último es un mandato de la propia Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica y está más allá de lo laico o no.
En cambio, que Calderón haya asistido a Bancomer, a un acto del sexto Encuentro Mundial de la Familia, no es un acto fundacional, sino del todo contingente; se pudo o no asistir.
Lee mal los discursos de Obama la Conferencia del Episcopado Mexicano. En efecto, se destaca del discurso del 44 presidente de Estados Unidos: ésta es una nación de cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, de todas las culturas e idiomas. Postula el respeto y la fe en su documento fundacional, esto es, su Constitución. Proclama las virtudes de la humildad y de la moderación; el CEM quiere todo: educación religiosa, medios electrónicos, puestos políticos, etc. Proclama Obama el lugar privilegiado de la ciencia; en cambio, el CEM se opone al uso de células troncales en la investigación científica. Todos somos iguales, todos somos libres y todos merecemos la oportunidad de buscar la felicidad; también los homosexuales, los gays.
Son sólo ejemplos de la contradicción entre lo que busca el CEM y lo planteado por Obama.

Rubén Mares Gallardo, Escuela Superior de Física y Matemáticas-IPN y Organización Nacional Politécnica

Critica Rosaura Ruiz iniciativa que prohíbe usar células madres
Llaman AMC e IPN a evitar que ideas doctrinarias se antepongan a la ciencia
Emir Olivares Alonso
La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) coincidieron en que limitar el avance científico con base en creencias religiosas o morales representa un retroceso para México.
Lo anterior, en rechazo a la iniciativa de reforma presentada el pasado 25 de noviembre por la senadora panista María Teresa Ortuño, en la que se plantea prohibir el uso de células troncales para la investigación.
La presidenta de la AMC, Rosaura Ruiz Gutiérrez, indicó que en un Estado laico, como México, y en pleno siglo XXI, no se puede permitir que las ideas religiosas intenten prohibir la investigación científica, antepongan un solo modelo de familia y un tipo exclusivo de parejas.
Entrevistada tras la ceremonia de ingreso de Ann Hirsch, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), como miembro de la AMC, Ruiz criticó la iniciativa panista; “de aprobarse sería un gran retroceso” para la ciencia en el país, advirtió.
En ese contexto, el director general del IPN, José Enrique Villa Rivera, indicó que inhibir las posibilidades de investigación en ese campo científico con base en criterios religiosos rezagaría la ciencia en el país.
Más tarde, el subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, aseguró que las autoridades “estaremos con aquellas perspectivas donde la razón y la investigación son el sustento de cualquier funcionamiento”.
Ruiz Gutiérrez llamó a la comunidad científica a estar atenta para que no se apruebe dicha iniciativa. “En un país laico no podemos permitir que por preferencias religiosas, absolutamente respetables todas ellas, se prohíba hacer un tipo de investigación tan importante para la humanidad, como es en células troncales.”
Subrayó que la AMC siempre ha defendido el derecho a hacer investigación con responsabilidad, pero “la definición de que una célula es un ser humano (como plantea la iniciativa para reformar la Ley General de Salud) es absolutamente absurda desde el punto de vista científico”.
Hizo hincapié en que sólo mediante el conocimiento científico se podrán conseguir avances en materia de salud; pero además –resaltó–, detrás de la iniciativa de Ortuño “está la prohibición de la despenalización del aborto y la fecundación in vitro, entre otros”.
Resaltó que ciertos sectores políticos y sociales pretenden definir al ser humano como producto de la creación, por lo que tratan de imponer un solo tipo de familia, de pareja y de investigación con base en ideas que la ciencia ha comprobado son falsas.
Por su parte, el director general del IPN consideró que se trata de un tema “muy delicado” que debe ser discutido ampliamente, aunque “desligándolo de cualquier componente que tenga origen en una filosofía moral; hay que analizarlo desde un punto de vista netamente científico, sin miedo. Inhibir las posibilidades de investigación en un campo tan fundamental como es el estudio de las células madres nos haría rezagarnos”.


En seminario sobre las familias, exigen al Estado considerar los cambios de las personas
Laicismo, “elemento fundamental” para garantizar la convivencia: ministro Cossío
Se malinterpretaron declaraciones de Calderón sobre violencia y familia, afirma el Conapred
Mariana Norandi
La titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Perla Patricia Bustamante Corona, consideró que no fueron bien interpretadas las declaraciones del presidente Felipe Calderón respecto a que la desintegración familiar es un factor causante de delincuencia.
Lo que el Ejecutivo federal quiso expresar fue su preocupación por la violencia que vive el país y la necesidad de fortalecer la familia frente a las amenazas del crimen organizado, dijo.
“El discurso iba más por el lado de que la familia tiene que fortalecerse, independientemente de la conformación de su núcleo, porque todos podemos estar expuestos a cualquier tipo de negocio como un camino fácil para salir de esta crisis”, expresó en el contexto del seminario Familias en el siglo XXI: realidades diversas y políticas públicas, realizado en El Colegio de México.
Por su parte, José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), llamó a la sociedad a ser más crítica y participativa en las decisiones del máximo tribunal y defendió el laicismo como “elemento fundamental” para garantizar la convivencia entre personas de diferentes religiones o ideologías.
“La importancia histórica del laicismo permite la convivencia social y limita las tentaciones de generar pensamientos unitarios o visiones únicas respecto a las maneras en que deben conducirse los asuntos públicos y privados”, explicó.
En la clausura, el comité científico del seminario, conformado por académicos, miembros de la sociedad civil y representantes de organismos públicos nacionales e internacionales, emitió una declaratoria en la cual sostiene que las familias, lejos de tener una existencia natural, son producto de la evolución histórica y cultural de las sociedades, y exigieron al Estado tener en cuenta las emergentes transformaciones de las personas y de las familias a la hora de diseñar las políticas públicas.
“Deben partir de diagnósticos actualizados que recojan los hallazgos científicos más recientes sobre la diversidad y complejidad en que se van construyendo los vínculos familiares, y reconocer las nuevas problemáticas que los afectan”, se plasmó en el documento, el cual será entregado a autoridades y legisladores federales y locales con el fin de promover políticas públicas que contemplen y respeten la pluralidad de modelos familiares que hoy existen en el país.
Este seminario, realizado el 19 y el 20 en el Colmex, analizó la situación y los cambios que se viven en los hogares –dentro de un contexto crítico–, tras el debate que generó el sexto Encuentro Mundial de las Familias.
Entre las ponentes participó la diputada federal Angélica de la Peña Gómez, quien señaló que el gobierno federal padece una situación de “esquizofrenia”, porque por un lado promueve medidas como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y por otro emite declaraciones respecto a la unión familiar con las que pareciera que “quiere derogar el divorcio”.
Gerardo Sauri, presidente de la Red por los Derechos de la Infancia en México, dijo que la agenda de las garantías de los menores está “secuestrada” en la de la familia, y apeló a romper con la idea de que los niños y niñas son los hombres y mujeres del futuro, porque esto evita que sean vistos como seres activos y con derechos.


El enviado del Papa regresa hoy a Roma
Catedral, “vivo testimonio” de la fe en México: Bertone

(HAY QUE RECORDAR QUE LA CATEDRAL ES UN MONUMENTO HISTÓRICO DE MÉXICO NO DE LA IGLESIA S.A. O DEL VATICANO)
José Antonio Román
El cardenal Norberto Rivera y el emisario papal, Tarcisio Bertone (centro) durante un recorrido por la Catedral Metropolitana Foto: Jesús Villaseca
El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, realizó ayer un recorrido turístico por la Catedral Metropolitana, acompañado por el cardenal Norberto Rivera y el nuncio apostólico, Christophe Pierre, en el que al final se le preguntó sobre la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. “Extraordinario”, respondió.
Durante poco más de media hora, el prelado, segundo en la estructura de gobierno de la curia romana, recibió del presbítero José de Jesús Aguilar, ex sacristán mayor de la Catedral, las explicaciones de los principales lugares del recinto religioso. Pasó por el Altar de los Reyes, la pila bautismal y la capilla de San Felipe de Jesús, el altar mayor, los órganos monumentales y el altar donde está el Cristo Negro, ante el cual los cardenales y el nuncio hicieron una oración.
Además le fue mostrada la estatua de bronce del papa Juan Pablo II, colocada en el ala poniente de la Catedral, y recibió una explicación de las principales características del arte novohispano en la fachada principal del recinto religioso.
El cardenal Bertone, quien llegó a México como legado pontificio para el sexto Encuentro Mundial de las Familias, realizado la semana pasada, firmó el libro de visitantes distinguidos, refiriéndose al templo como un vivo testimonio de la fe de los mexicanos, quienes a lo largo de los siglos han sabido mantenerse como un pueblo católico.
A la salida del recinto, el prelado abordó un automóvil que lo llevó al Antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, lo declaró huésped distinguido de la ciudad. Entre otras actividades, el prelado acudió a las Pirámides de Teotihuacán; hoy retornará a Roma.


Luis Linares Zapata
El católico señor Calderón
El Vaticano envió a este país de otrora sumisos oyentes a sus maniobreros de alto rango para transmitir, con precisa corrección, sus anticuados e injustos criterios sobre la familia. Varios cardenales y rotundos obispos hicieron gala de sus maneras de comportarse en distantes estrados, ordenar y vestir con gala y dispendio. Fue una fiesta diseñada para el despliegue de la alta burocracia eclesiástica, fuera nacional o salida de la misma curia romana. La intolerancia, el fundamentalismo y el desfase de la realidad fueron los distintivos impresos después de varios días de cónclave. Y no sólo eso, sino que la acompasaron con otras visiones tanto o más inaceptables: sobre la mujer, el Estado laico, la cultura (evangélica la llamaron) y la homosexualidad, entre otras cuestiones centrales.
El Vaticano quiere apropiarse del núcleo básico de la sociedad como su distintivo señero sin detenerse a pensar que existía antes de la Roma histórica y, con segura esperanza, prevalecerá sobre su final desvanecimiento. Desde su muy particular sello reaccionario pretende definir su comportamiento, valores y normas, todo ello dictado por las concepciones que ha pergeñado desde hace centurias. La clerecía desea situarse en el centro del debate y ser, de nueva cuenta, árbitro indisputable e infalible de la disputa, el sanctórum que diga la primera, la siguiente y última palabra, la que formule las sentencias e imparta absoluciones urbi et orbi a los pecadores. Sesgan, de su definición familiar (padre-madre e hijos) a, cuando menos, un cuarto de los hogares monoparentales (madres solteras e hijos). Nada dicen de la común violencia que se despliega en su interior.
Pero la curería de elite también afirma que las mujeres son las que, con sus modas y formas provocativas de conducirse, incitan a los hombres para que las agredan o falten al respeto. El recato, la discreción y la obediencia deberán ser sus patrones de conducta. La homosexualidad, para esta clerecía, es una desviación malsana y no puede ser reconocida y menos integrada a la convivencia social. Puede, tal vez, ser practicada en lo íntimo. Pero de ello se tiene que dar cuenta en la confesión, es decir, es materia de pecado grave. Al pronunciar tan rotundas como hipócritas sentencias se muerden la lengua (o la cola) y olvidan a incontables correligionarios que ven al prójimo (hombre, niña o niño) con una mirada lasciva y perversa y acuden, presurosos, a ocultar sus tropelías y delitos.
Pero los diplomáticos enviados por el Papa alemán no se detienen en las minucias mencionadas. En el fondo, también desean darle un zarpazo más al Estado laico, su peor enemigo. La iglesia romana no ha quitado el dedo de este molesto renglón desde que la modernidad los arrasó. Lo sigue combatiendo con todas sus fuerzas disponibles. Quiere volver a tener la capacidad decisoria que, hace ya varias centurias, tuvo sobre creyentes, gentiles y soberanos. No se resigna a ocupar el lugar que la conformación de los estados actuales le deparan: ocuparse de los sentimientos de trascendencia, es decir, la íntima religiosidad de las personas. Saben, porque lo pueden hasta medir, que las sociedades siguen una ruta cada vez más secular y van formando nutrido rebaño, alejado de los mandatos, prédicas, bulas y encíclicas que tan a menudo lanza desde su sede romana.
La Iglesia católica ha puesto mucho de su parte para alejar de su seno a los otrora creyentes. Es notorio su desfase respecto de las conductas y valoraciones que van adoptando los distintos pueblos de todos los países. México no es excepción.
En este contexto se dio la presencia del señor Calderón en tal evento confesional. Hizo, para tan solemne ocasión, gala de su catolicismo provinciano y recibió su título por aclamación: “presidente católico”. Citó, para subrayar su entrega y pertenencia de credo, todo un santoral: su mal catalogado patrono y a los santos colectivos a los que describió como mártires de la persecución, es decir, los cristeros que mataban en el nombre de su Cristo.
Nunca estableció Calderón su distancia como jefe de un Estado laico, logrado a golpes de sangre, decisión y valentía por parte de varios miles de mexicanos, entre los que no se cuenta él mismo. Su actitud fue la de uno de tantos asistentes, feligreses sumisos a los dictados de su jerarquía. Ahí, cardenales y obispos hicieron gala de sus potestades que reclaman divinas. Curas privilegiados que lucieron, con el desparpajo acostumbrado, sus ornamentadas vestiduras, sus joyas, símbolos inequívocos de poder y riqueza. Siguen permitiendo o solicitando ante su presencia, genuflexiones y besos de anillo y mano, tal como lo obligaron a partir de la Edad Media.
La administración del señor Calderón, con seguridad, captó el mensaje de su jefe. Y lo usará para reafirmar los rasgos que ya la distinguen. Quizá por esas mismas razones y pareceres es que los panistas se desfasan tan a menudo y cancelan, por decreto local, los besos. O le exigen, a cualquier ciudadano, para identificarse, la fe de bautismo como sustituto del acta de nacimiento.
Parten, burócratas y políticos panistas, del citadino preconcepto según el cual todos los mexicanos confiesan la misma religión. Se olvidan, o desconocen, que hay muchos pueblos abandonados que no cuentan con los servicios de un párroco o notario público que actualice las actas que catalogan como viejas. Esta actitud monacal de los panistas se ha ido trasluciendo en sus maneras de gobernar. Se hacen más recalcitrantes cuando se declaran creyentes, cuando creen ser portadores de los valores tradicionales de la familia mexicana, cualquiera que esto pueda significar en el Guanajuato o en el Jalisco de las mafias extremistas que ahí se han entronizado.

Bernardo Barranco V.
Las implicaciones religiosas de Barack Obama
Los elementos religiosos en la toma de posesión de Barack Obama forman parte de la cultura política estadunidense. El hecho de que antes de su toma de posesión fuera a orar a la iglesia de Saint Johns y que haya jurado en la misma Biblia utilizada por Abraham Lincoln no representa una violación a la dimensión laica del Estado ni una afrenta a las demás denominaciones cristianas ni a las otras religiones. Porque el fundamento de la sociedad estadunidense está constituido por diversas iglesias libres, para las cuales tiene un valor estructural precisamente no ser Iglesia del Estado ni un Estado confesional. Es decir, existe en la base de la sociedad una clara separación entre Estado y las iglesias, reclamada por la misma religión; una separación motivada y estructurada en la que el Estado no es más que un espacio libre para las diversas comunidades religiosas.
Barack Obama es heredero de una tradición de políticos y líderes religiosos negros como Jesse Jackson y Martin Luther King, quienes tejieron en su actuar social y político los valores religiosos. Dicha imbricación se percibe en los discursos, gestos e impostación que va más allá del orador convencional; Obama posee tan extraordinario carisma que toca las fronteras del predicador religioso. Durante su campaña, a menudo habló, de manera elocuente, acerca de la importancia de la religión en la vida pública.
Obama tiene una trayectoria religiosa peculiar, poco convencional. Sus padres son religiosamente parcos: madre cristiana de tradición metodista y bautista, y padre keniano de cultura musulmana, pero ateo. El hoy presidente creció en diferentes partes del mundo con muchas influencias culturales y espirituales, sin religión en particular. Hace 20 años se convirtió al cristianismo en la iglesia Trinity United Church, sur de Chicago, que reivindica la negritud, afiliada a la Iglesia Unida de Cristo de corte pentecostal, caracterizada por audaces posiciones liberales en torno a homosexuales, mujeres, indigentes y pobres.
Aunque durante su campaña enfatizó su adhesión cristiana, tuvo que sortear fuertes adversidades sembradas por sus oponentes en torno a su supuesta religiosidad islámica, todavía la revista Newsweek registró en una encuesta que 12 por ciento de los votantes creían incorrectamente que era musulmán. También enfrentó los supuestos vínculos e influencia del radical y “extremista” pastor Jeremiah Wright, quien realiza encendidos discursos contra la mayoría blanca estadunidense.
La estrategia de Barack Obama en campaña fue la moderación: ofreció reducir el número de abortos y favorecer a la familia y en encendidos posicionamientos se manifestó contra la violencia, la guerra, la pobreza, el desempleo, los indigentes, el alto nivel de divorcios, problemas que asoció con la falta de valores morales y religiosos.
Estos mensajes, dirigidos al conservadurismo religioso, no bastaron: le tiene desconfianza, y seguramente añorará las iniciativas que Bush encabezó desde 2004 para volver a penalizar la práctica del aborto y prohibir las uniones gay. Pese a todo, en campaña mostró mayor soltura ante temas religiosos que su oponente John McCain, de tal suerte que fue arrebatando paulatinamente la tradicional bandera de los republicanos por abordar de manera exclusiva los temas religiosos. Durante su campaña, pidió reiterativamente a evangélicos y creyentes neoconservadores que antepusieran su fe sobre prejuicios y preferencias políticas, solicitándoles una oportunidad.
En torno a la dimensión política de la religión marca distancia con respecto a las posturas propuestas por Bush: no sólo hay que proteger al Estado del confesionalismo, sino que se debe proteger a las iglesias de la injerencia del Estado. Obama sentenció: “Mi criterio general es que si una congregación o una iglesia o una sinagoga o una mezquita o un templo quiere brindar servicios sociales y acceder a fondos gubernamentales, deben ser capaces de estructurarlo de modo que toda la gente pueda acceder a esos servicios, y de un modo en que no veamos el dinero del gobierno usado para hacer proselitismo. Ésta, por cierto, es una visión basada no sólo en la preocupación de que el aparato del Estado sea capturado por alguna fe religiosa en particular, sino también porque quiero a la Iglesia protegida del Estado. Y no creo que logremos promover la increíble riqueza de nuestra vida religiosa y de nuestras instituciones religiosas cuando el gobierno empieza a estar profundamente enredado en sus asuntos. Ésta es parte de la razón por la cual ustedes, los europeos, no tienen una gama tan rica de instituciones religiosas y de fe viva. Parte de esto se debe a que tradicionalmente la Iglesia era una extensión del Estado. Y también existe una menor experimentación, menos vitalidad, menos respuestas a los anhelos de la gente. Se ha convertido en una institución rígida que ya no sirve a las necesidades de las gentes. La libertad de religión en este país, creo, es precisamente lo que hace a la religión tan vital” (Beliefnet.com, 30/01/08).
Con todo y sus buenos oficios, Obama no será un presidente cómodo para el Vaticano ni para la propia Iglesia católica estadunidense. Sin duda la jerarquía católica extrañará el conservadurismo del presidente saliente en temas como la defensa de la familia, el aborto, la anticoncepción, el rechazo a nuevas formas de pareja.
El Vaticano mira con cierto recelo las posiciones liberales y los antecedentes político-religiosos del nuevo mandatario. Existen reservas y desconfianza hacia un político inclinado a las causas que chocarán con la ortodoxia católica como son la defensa de las minorías laicas, el acceso al aborto y la inversión en investigaciones biogenética. Veremos cómo se desarrolla su relación en el plano internacional.