sábado, 14 de junio de 2008

EL IMPERIO DEL CONSUMO

Eduardo galeano
La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble. La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar. El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados.



Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín. Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar? El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiene den las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas? El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante.

El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos.

Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

Eduardo GALEANO. Montevideo, Uruguay

http://www.letra.org/spip/article.php?id_article=2564
http://sonartecomunidadeducativa.blogspot.com/2008/05/el-imperio-del-consumo-eduardo-galeano.html

calderon en España, ofreciendo el país como si fuera de él y sus socios. No sé por que me acordé de Porfirio Díaz...


Calderón, el presidente derechista, fue bien recibido por el neofranquismo español

Pedro Echeverría V.
Rebelión
1. El rey de España agradeció al presidente de México, Felipe Calderón, el apoyo de su país en la lucha contra el terrorismo; le expresó el respaldo español en el combate contra el narcotráfico. Con este viaje se trata de incentivar unas "excelentes relaciones", con especial interés en lo económico, como indicó el Rey, para quien la confianza de los empresarios españoles en México se debe a que tiene "un mercado estable, dinámico, estratégicamente situado, y abierto al exterior" y a las reformas impulsadas por el gobierno de Calderón. Los ministros de Asuntos Exteriores de España y México ratificaron su intención de impulsar los intercambios comerciales y la cooperación policial entre ambos países. El español agradeció a su interlocutora la colaboración mexicana frente a la banda terrorista ETA y reiteró el compromiso de España de asistir a México en materia de lucha contra el narcotráfico.
2. El rey español sabe, como todos los gobernantes del mundo, que Calderón es un presidente derechista al servicio del gobierno yanqui; Calderón es, para el gobierno español, el presidente más importante de Latinoamérica porque coinciden ambos gobiernos en amigos y enemigos. a) ¿Puede olvidarse acaso aquella violenta confrontación del Rey, al querer callar a Hugo Chávez, y la respuesta del nicaragüense Daniel Ortega al monarca? ¿b) Acaso no se recuerda que José María Aznar (el hijo de Francisco Franco) actuó como consejero y asesor de la campaña de Calderón? c) ¿Puede negarse que al nombrar Calderón secretario de Gobernación al españolito Mouriño no ganó muchos puntos con el Rey? d) ¿Por qué no va a ser bien recibido si ha estado impulsando Calderón la entrada de la empresa española Repsol a los negocios de PEMEX? ¿Puede hacerse a un lado que hoy España es el segundo inversionista más importante en México, sólo después de EEUU? Así que Calderón está en su casa.
3. Ante el Congreso de los Diputados españoles, Calderón planteó que la tarea del gobierno mexicano es trasformar a México y que la relación de México con España tiene un carácter estratégico; que su gobierno mantiene una agenda integral de desarrollo en varios frentes, entre ellos la seguridad y la economía. Retomó Calderón el tema de la situación de América Latina en el mundo y reiteró que la disyuntiva no es entre izquierda y derecha sino entre pasado y futuro. Dijo que en los últimos años el mundo ha cambiado dramáticamente las nuevas realidades y los desafíos del comercio, la política, la tecnología, la energía y el medio ambiente, y todo ello ha modificado la realidad de los pueblos. Indicó que "América Latina debate hoy el rumbo de sus políticas públicas, de sus gobiernos, y en consecuencia de sus naciones. Aquí es donde España ve a Calderón como una gran figura que puede mover y usar para sus propios intereses.
4. Pero no debe olvidarse que la política dirige a la economía. Que para los gobernantes españoles lo importante es la posición político/ideológica de Calderón, el papel que mantiene en el juego de relaciones en política internacional. España ha fortalecido en la última década sus inversiones en América Latina, pero la presencia de gobiernos de centro izquierda o socialdemócratas en el continente le han puesto algunos obstáculos a esas inversiones. Calderón, así como el gobierno de Fox (su antecesor) está jugando un papel de punta de lanza para beneficiar a los gobiernos de la "globalización" capitalista. El gobierno español, sea el PP de Aznar/Rajoy o el PSOE de González/Zapatero, en alianza con el monarca, responden a la derecha internacional. Según han declarado los ministros de Relaciones Exteriores de los gobiernos de España y México están unidos en el combate contra el terrorismo y el narcotráfico, no hay diferencias, según ellos, entre uno y otro.
5. El monarca y el gobierno derechista español han "agradecido" varias veces a México (quizá mordiéndose la lengua) por haber abierto sus puertas en 1939 a los republicanos españoles que huyeron de la represión del gobierno de Franco al terminar la Guerra Civil. ¿Olvidaron acaso que fue el gobierno de Lázaro Cárdenas, con el apoyo de sectores populares, de campesinos y obreros, el que puso todo su empeño en ello, además de romper relaciones diplomáticas con el franquismo? Pero por otro lado, felicitan a los gobiernos panistas de Fox y Calderón por no haber dado asilo, por encarcelar y entregar a los españoles que durante años habían vivido en México acusados, sin pruebas, de "pertenecer a la ETA". Con esa posición del panismo mexicano se rompió la política de asilo que practicó México con los chilenos antipinochetistas, los argentinos que huyeron del gobierno de los generales y otros refugiados políticos hondureños, salvadoreños, etcétera.
6. En México los medios de información (prensa, radio y televisión) al servicio del gran capital, se han desbordado en halagos a Calderón por el recibimiento de que fue objeto en España por el monarca de esa nación. También han subrayado la "entusiasta" bienvenida de los diputados españoles en su Congreso al gobernante mexicano. Esa actitud de los medios busca cubrir de humo, restar importancia, a las protestas de los obreros mineros que han bloqueado calles, avenidas e instituciones gubernamentales exigiendo el reconocimiento de su líder sindical perseguido por el gobierno; pero también de otras manifestaciones masivas de trabajadores y estudiantes que han salido a las calles con demandas concretas y protestando contra la privatización de PEMEX. Cuando se pensaba que las medidas militares impuestas por Calderón, con el pretexto del narcotráfico, pacificarían el país, hoy puede demostrarse que el descontento de la población ha crecido rápidamente.
7. La visita de Calderón a España, además de servir para buscar inversionistas que tengan confianza en "la estabilidad" del país y quieran ganar mucho dinero en México, es además una visita política que busca firmar compromisos de gobierno y realizar alianzas estratégicas para tratar de frenar a los gobernantes socialdemócratas que han estado poniendo trabas a las inversiones españolas en América Latina. Calderón es una pieza clave, no sólo del gobierno norteamericano sino también para el gobierno español. Por eso en su visita lo llenarán de halagos mientras ofrece, como Fox lo hizo en sus visitas al extranjero, las mayores garantías y ganancias a quienes se arriesguen a invertir en México. Pero también como Fox, Calderón no logrará nada porque la inestabilidad y la inseguridad del país crece día a día y así será mientras el desempleo y la miseria sean cada vez mayores.
pedroe@cablered.net.mx

PROTESTAS POR LA VISITA DE CALDERÓN
Con protesta, madrileños dicen adiós al Ejecutivo mexicano
■ Rechazan violaciones a derechos humanos e impunidad
Con protesta, madrileños dicen adiós al Ejecutivo mexicano
Claudia Herrera y Armando G. Tejeda (Enviada y corresponsal)
Ampliar la imagen En la ciudad de Zaragoza, España, minutos antes de que se inaugurara la Expo Internacional 2008, los reyes dieron la bienvenida al mandatario mexicano y su esposa.
Madrid, 13 de junio. En la última etapa de su gira por Madrid, en un encuentro con industriales en el hotel Ritz, el presidente Felipe Calderón se encontró a su llegada con una recepción agridulce: por un lado, lo más granado y selecto del empresariado madrileño. Por otro, un grupo pequeño, pero muy ruidoso, de unas 30 personas. Los manifestantes querían denunciar la violación a los derechos humanos en México, la "expoliación" en las comunidades indígenas y la "impunidad" de crímenes como los ocurridos en San Salvador Atenco, estado de México, donde fueron violadas y ultrajadas varias mujeres, entre ellas las españolas Cristina Valls y María Sastres.
Calderón llegó de despedirse de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, del Palacio del Pardo, donde por la mañana se reunió con un grupo de empresarios con intereses en México e intenciones de ampliar su presencia en el país en los próximos años. Hasta ese momento, en sus tres días en Madrid, el único episodio que había provocado sobresalto al aparatoso dispositivo de seguridad del mandatario fue la insolación de varios miembros de la Guardia Real.
Los grupos de defensa de los derechos humanos y las asociaciones vinculadas con el movimiento civil mexicano hicieron un primer intento el miércoles por acercarse a Calderón y expresarle su malestar por la situación en México, en el Congreso de los Diputados. El fuerte dispositivo de seguridad impidió que se aproximaran a su coche.
Así, los colectivos, cercanos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, decidieron acudir a las puertas del hotel Ritz, donde desplegaron tres grandes pancartas, en las que se leía: "Empresas españolas+gobierno mexicano= genocidio indígena". Bajo el amparo de una orden judicial, que había autorizado la protesta en "un lugar visible", la policía no tuvo más remedio que permitir la movilización pacífica.
Alrededor de las 14 horas, cuando empezaron a llegar de manera insistente vehículos de gran cilindrada, la mayoría con vidrios blindados y equipo de seguridad, los manifestantes gritaron con más fuerza sus consignas. Entre ellas, "justicia para Atenco", "Zapata vive, la lucha sigue" y "presos y presas, libertad".

Empresarios, periodistas y dirigentes políticos que iban llegando espaciadamente al citado hotel miraban de reojo, perplejos y nerviosos, la protesta pacífica, en la que también fueron colocadas en lugar visible grandes cruces rosadas, que recordaban a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, que a la fecha permanecen impunes, y cruces blancas, en las que escribieron los nombres de algunos indígenas asesinados por grupos paramilitares.

"Tenéis las manos manchadas de sangre", gritaban sin cesar los manifestantes ante la llegada de personas que se iban a encontrar minutos después con el Presidente mexicano, quien llegó alrededor de las 14:15 horas a las puertas del hotel. Ahí fue recibido por representantes de los organizadores del encuentro, el Foro Nueva Economía, quienes lo hicieron ingresar rápidamente. A pesar de todo, el mandatario escuchó cómo desde un potente altavoz le gritaban de nuevo en Madrid: "asesino", "fraudulento" y "usurpador".

Sólo negocios · El Fisgón


http://www.jornada.unam.mx/2008/06/14/index.php?section=cartones&id=1

Al grano · Helguera

http://www.jornada.unam.mx/2008/06/12/index.php?section=cartones&id=3
"Muy ideológico", el debate sobre Pemex: Calderón
Se duplicaron costos para pagar tarjetas de crédito
Pew: empeora en el mundo la opinión sobre Estados Unidos
Con los amigous...
Varadas en EU, toneladas de jitomate mexicano

Tribunal da la razón a Gutiérrez Vivó en su litigio con Radio Centro
Mayor número de asesinatos, pese al operativo Chihuahua

Debate técnico · Helguera

http://www.jornada.unam.mx/2008/06/13/index.php?section=cartones&id=3