jueves, 4 de junio de 2009

Excelente artículo de Pedro Miguel






En defensa de la política

Pedro Miguel

En defensa de la política, el panismo gobernante acudió al Chupacabras para que le diseñara una estrategia de comunicación impecable: corromper a personajes claves del entorno de López Obrador a fin de parar en seco su trayectoria a la Presidencia y desmoronar el respaldo social logrado por el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal. Con ese mismo propósito defensivo, el ahora abogado de la Nación, y quien por entonces era más bien el espía de la Nación, bailó al son que le tocaban Ahumada y el jefe Diego. En defensa de la política, la Procuraduría fue empeñada en la fabricación de delitos contra el propio López Obrador y, en otro ámbito del quehacer nacional, contra los liderazgos sociales de San Salvador Atenco y de Oaxaca, o bien en la transferencia de podredumbres reales hacia personas que resultaron ser legalmente inocentes, como tantos ciudadanos agraviados por los atropellos judiciales del foxismo.

En defensa de la política, el panismo salinista usó la Presidencia de la República como ariete electoral para favorecer a su propio candidato; impuso su perpetuación por medio de un proceso electoral cuyas irregularidades graves (eso dijeron del platillo los magistrados del tribunal electoral, justo antes de comérselo) no impidieron dar por bueno el comicio del 0.56 por ciento; Luis Carlos Ugalde, presidente del Instituto Federal Electoral, en teoría autónomo, cumplió con lo que a Fox le dio la gana mandarle; en defensa de la política se llevó a cabo una transferencia meramente televisiva y al margen de las leyes del cargo más importante del Estado, ritual que se repitió, horas más tarde, en una incursión furtiva y vergonzante del Ejecutivo a la sede del Legislativo, blindado por los terminators de la Policía Federal Preventiva.

En defensa de la política, la cosa que siguió, ya bajo la responsabilidad de Felipe Calderón, intercambió impunidad por respaldo corporativo con Mario Marín y Ulises Ruiz, se entregaron dependencias públicas enteras al poder fáctico de Elba Esther Gordillo, se llevó a la Secretaría de Gobernación a un hombre acusado de dar cobijo a torturadores, y después, a un pobre muchacho que nunca entendió nada de nada, como no fuera hacer negocios familiares a la sombra del poder público. En defensa de la política se ha recuperado la tradición de las desapariciones forzadas, ahora disfrazadas de levantones, se ha seguido torturando y asesinando a dirigentes opositores y se ha pretendido atribuir a los cuerpos policiales atribuciones más acordes con la Alemania de 1940 que –uno pensaría– con el México del siglo XXI.

En defensa de la política se ha lanzado una ofensiva sin pies ni cabeza contra una delincuencia organizada que, a juzgar por resultados, se muere de la risa con los desplantes calderónicos, y en ese marco, y como siempre, en defensa de la política, se hizo coincidir, en Michoacán, una supuesta investigación policial secretísima con los tiempos electorales de este año para singularizar en el ¿gobierno? estatal del acongojado Leonel Godoy los horrores y la pudrición que comparte la generalidad de las instancias gubernamentales, federales, estatales y municipales: la penetración del narco en los más altos niveles de decisión y en los altos mandos de los organismos que, en teoría, debieran estar dedicados a combatirlo.

La frase es impecable, poeta Gómez Mont. Con ella, usted se ha hecho digno de ingresar al parnaso de los inmortales, junto con el conceptista Antonio Solá y su peligro para México y el folklorista Felipe Calderón y su haiga sido como haiga sido.

La defensa que la expresión retrata es, también, irrebatible. Por ello, ahora debieran ustedes plantear la pertinencia de crear la Secretaría de Defensa de la Política (SDP), dotada de ley orgánica y organigrama propios, a fin de mantener la pulcritud insólita con que se gobierna. Esa defensa ha dado, por supuesto, resultados concretos: el más destacable de ellos es, sin duda, el altísimo grado de prestigio y credibilidad de que gozan la política y sus protagonistas en el sentir nacional. Felicidades.

navegaciones@yahoo.com - http://navegaciones.blogspot.com


Calderón y su guerra sucia

Jenaro Villamil

Los impulsores de la anulación del voto –cuya causa comienza a proliferar de manera vertiginosa en blogs, redes sociales y mensajes digitales— se han olvidado de un punto delicado: el problema fundamental en los comicios de 2009 no es la ingente pobreza de la "clase política" que aspira a ganar diputaciones, alcaldías y seis gubernaturas, sino la ostentosa guerra sucia que desde el poder encabeza el presidente Felipe Calderón con todos los instrumentos de facto que están a la mano para adelantarse a cualquier resultado electoral y anular, desde ahora, la voluntad popular.
La verdadera campaña en marcha es la emprendida desde Los Pinos por Calderón Hinojosa en contra de todas aquellas fuerzas e instituciones del Estado que amenacen su inclinación por la mano dura y su paranoia de perder el poder ante las torpezas de su gobierno.
Basta con enumerar los casos de la epidemia de influenza, del combate al narcotráfico y, sobre todo, de la grave crisis económica que amenaza con dejar más de un millón de desempleados en este año.
En los tres expedientes se observa una misma dinámica, un estilo peculiar de "gobernar": primero se oculta o se minimiza el problema, y después se sobredimensiona el caso para finalmente otorgarle "facultades extraordinarias" al titular del Ejecutivo.
Lo sucedido con la influenza es el sello de la casa. Ahí comenzó el ensayo para aplicar el "estado de excepción".
Y la redada aplicada en Michoacán contra autoridades electas presuntamente vinculadas a La Familia pasó por alto el mínimo apego al estado de derecho.
Lo mismo ocurre hoy en Nuevo León y parte de ello es la proliferación de versiones que apuntan a un "golpe espectacular" contra algún gobernador del PRI antes de los comicios del 5 de julio.
Estas medidas no son casuales. Tienen ingredientes muy similares a los de la guerra sucia del 2006, pero en un contexto mucho más delicado. Responden a un guión de los "aprendices de brujo" de Los Pinos. Su resultado ha sido empobrecer el entorno democrático y alterar las reglas elementales de convivencia política y partidista.
En 2009 no se trata de "ganar" la Presidencia utilizando las recetas de los "sembradores de odio", sino de anular cualquier crítica, cualquier voz discordante que se atreva a cuestionar al "salvador del mundo".
Se trata de las recetas del publicista Antonio Solá, el consultor aznarista que ahora se nacionalizó mexicano, como documentó la reportera Jesusa Cervantes en la reciente edición de Proceso (1700).
Bajo el guión de Solá, todos aquellos que se atrevan a cuestionar los desaseados métodos presidenciales son considerados un "peligro para México". Las alianzas no se respetan. Y se traiciona de la forma más grosera a aquellos que no reditúen en el esquema de control autoritario.
Ahí está el caso de la profesora Elba Esther Gordillo, cuyo cacicazgo sindical se mantiene inamovible por ser clave para el control político-electoral.
La guerra sucia del 2009 inhibe mucho más el voto que la pobreza de los spots de los partidos, sus divisiones y fracturas internas, y la incapacidad del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) para ejercer su verdadero papel de árbitro en medio de un proceso envenenado.
Este es el punto que no han observado los promotores del "voto en blanco".
La guerra sucia del 2009 no sería posible sin el concurso de los medios masivos de comunicación y de no pocos columnistas y amanuenses que justifican y aplauden a Calderón y denostan a quienes critiquen la obvia aspiración autoritaria del presidente en turno.
A cambio de estos "favores", desde Los Pinos se fortalece al monopolio de Televisa, se le destinan de manera directa o indirecta millones de pesos en publicidad, le prometen nuevas concesiones para telefonía celular y Calderón ni se ruboriza al avalar la campaña "ecologista" de una televisora como TV Azteca, empresa que ha expresado su abierto desafío a la reforma electoral.
La secuela de esta guerra sucia puede explicarse de esta manera:
1. En el caso de la influenza, la mayoría de los medios se sumaron al "estado de excepción" decretado desde el poder presidencial. La desinformación y el miedo proliferaron de manera mucho más eficaz que el virus H1N1, cuyos efectos más graves no fueron los sanitarios sino los económicos. Y ahora resulta que Calderón pretende borrar los errores de estrategia en el manejo del brote epidémico presentándose como el "salvador del mundo", sin que la pantalla televisiva plantee una mínima crítica. Ahora lanzan una delirante campaña de autopromoción de México, como si el país se convirtiera en una marca turística. Se desconoce cuánto le ha costado al erario la difusión de estos spots.
2. Desde las oficinas gubernamentales y de los aliados de la derecha se financia una grosera campaña de tono intimidante para alabar a Calderón como "valiente". Se confunde al presidente de la República con Pancho Pantera. Y el presidente panista Germán Martínez encabeza el coro para convertir los comicios del 2009 en un referéndum a favor de la mano dura, del orden y el silencio. La dirigente priísta Beatriz Paredes simplemente reaccionó tarde y mal a esta trampa de los panistas.
3. El procurador Eduardo Medina Mora, el sospechoso policía Genaro García Luna y el titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, salen al unísono para hacer una apología a las bravatas policiacas y militares que no han demostrado ni su eficacia ni su capacidad para frenar el crimen organizado. Eso sí, los expedientes de violación a los derechos humanos, de violación al pacto federal y de enrarecimiento del diálogo político se convierten en el sello del momento.
4. La crisis económica se conjura mediante discursos y no con medidas de apoyo real a los sectores más afectados por el mal diagnosticado "catarrito" (Agustín Cartens dixit). Pero hasta la debacle del sector productivo ha entrado en el guión electorero. El pasado lunes la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Desarrollo Social (Sedesol) y Medio Ambiente (Semernat) presumieron los programas de empleo temporal que son un gran engaño ante la acelerada caída del salario y del trabajo.

5. Ante cada problema que no puede resolver con medidas de fuerza y con la aplicación del "estado de excepción", Calderón achaca la causa a las "amenazas que nos llegaron de fuera", en especial, la crisis económica. Resulta que Pancho Pantera también puede ser Houdini. Pero muchos observadores también presienten que se parece cada vez más a Benito Mussolini.
Comentarios: jenarovi@yahoo.com.mx