jueves, 21 de abril de 2011

OJO.

Cuando hay voluntad política y amor y trabajo por  su país...

Brasil defiende: primero el país, después las ganancias

ANÁLISIS

Fuente: Helmut Reuter (dpa)  | 19/04/2011
Río de Janeiro, (dpa) - El mandato de Roger Agnelli tiene los días contados. Hasta el 22 de mayo ocupará el cargo de presidente de Vale S.A., el mayor proveedor de hierro del mundo y el segundo productor mineral del planeta. Luego deberá dejar su oficina en la Avenida Graça Aranha en el centro de Río de Janeiro.
Según los especialistas, en los últimos diez años el ejecutivo de 51 años hizo muchas cosas bien y cometió pocos errores. El principal fue enfrentarse continuamente con el gobierno, que no lo extrañará. Su actitud es un ejemplo sobre el pensamiento económico de la dirigencia políticas en Brasil.
En realidad había química entre el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y Agnelli, que preparó a la empresa privatizada en 1997 para el futuro. La firma compró minas a nivel mundial y se deshizo de negocios poco rentables.
Los balances eran estupendos. En 2010, Vale pudo triplicar sus ganancias netas, con 17.300 millones de dólares (12.500 millones de euros). Fue "la mayor ganancia en la historia de la minería", decían con orgullo los brasileños.
Sin embargo, para entonces la relación entre Agnelli y Lula ya se había enfriado, ya que en medio de la crisis financiera la compañía suspendió sus inversiones y despidió personal.
"Una firma como Vale no puede pensar sólo en sí misma. Los intereses del país deben estar en primer lugar", dijo Lula entonces. El lema de Vale y Agnelli era: "Nuestro principal objetivo es maximizar las ganancias de los accionistas". Es decir: Primero las ganancias, después el país. Eso no le gustó al gobierno de izquierda moderada en Brasilia, que tenía la mayoría en Valepar, el principal accionista de Vale, a través del banco de desarrollo BNDES y los fondos jubilatorios públicos.
Para colmo, desde hace tiempo Vale se resiste a la exigencia oficial de que pague regalías mineras por 4.000 millones de reales (1.750 millones de euros), una cifra que la firma rechaza por "excesiva".
Brasilia también pidió más inversiones en el sector acerero, pero la empresa ignoró la propuesta. Por eso tampoco la nueva presidenta y ex ministra de Minería Dilma Rousseff tiene problemas con la salida de Agnelli. Al contrario.
Al igual que Lula, Rousseff cree que el Estado debe intervenir fuertemente en la economía. Y como ocurrió en la empresa petrolera Petrobras, también controlada por el fisco, se espera que en el futuro Vale deba responder más ante el gobierno.
"Vale, una empresa brasileña, la segunda después de Petrobras, debe contribuir con más fuerza al desarrollo interno del país", afirmó sin rodeos el ministro de Minería y Energía, Edison Lobão. Explicó además que le gustaría que Vale participara en el controvertido proyecto hidroeléctrico "Belo Monte" del río Xingu en el Amazonas.
A nivel internacional el comportamiento del gobierno genera dudas en muchas partes. El "New York Times" lo calificó de "mala señal para los mercados". "Ella (Rousseff) simplemente continúa la misión que comenzó su antecesor Lula, al usar a Vale y otras empresas brasileñas como el gigante energético Petrobras como instrumento para la política social". Algo que Rousseff y Lula seguro confirmarían.
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