miércoles, 18 de junio de 2008

Secc.CONTRERAS:Itinerario Político. R. Alemán A.

Itinerario Político
Ricardo Alemán
16 de junio de 2008
Consulta, farsa y fuerza
Los amarillos quieren destruir al Poder Legislativo
Invalidarán las elecciones de 2009 con su encuesta
Nadie duda —y en realidad nadie lo discute— el papel de la opinión de los
ciudadanos en la toma de decisiones importantes de los gobernantes. Ante los
ojos de todos están los resultados de las encuestas que revelan que una
mayoría de mexicanos quiere opinar sobre una decisión trascendental para
todos, como la reforma petrolera.
Pero nadie les ha preguntado a esos mismos ciudadanos cuál cree que deba ser
la forma en que una institución pudiera procesar su opinión sobre la cosa
petrolera, qué institución debiera ser la encargada de la consulta, y qué
hacer con el resultado de la auscultación.
Y el tema viene a cuento porque en los días recientes ya no hemos visto
entre los interesados en promover la consulta petrolera —que por pura
casualidad son los mismos que fueron derrotados en julio de 2006, los mismos
que defendieron los plantones en el corredor Zócalo-Reforma, que aplaudieron
la instalación de las carpas vacías frente al ISSSTE, que justificaron el
asalto al Congreso por la reforma petrolera, los mismos convertidos hoy en
sembradores de confusión y odio— una disputa legal, de ideas, ideológica y/o
partidista para defender la pertinencia política, social y legal de la
consulta, sino que otra vez aparecieron los argumentos de fuerza.
La consulta se va a hacer “porque se va a hacer”, dice el líder amarillo de
los diputados federales, en tanto que su par en el Senado esgrime razones
nacionalistas para llevarla a cabo; “todos los mexicanos tienen que ser
escuchados”, al tiempo que “el movimiento soy yo” despotrica hasta con el
espejo y dice que nadie actuará “por sobre la decisión de la gente”. Y
mientras que casi todos los gobernadores amarillos rechazan la farsa
—precisamente por eso—, el siempre oportunista Marcelo Ebrard, jefe de
Gobierno del Distrito Federal, lanza un misil engañabobos al meter al IEDF
en la farsa —el instituto sólo prestará las mamparas y las crayolas, pero
eso sí, abonará descrédito en su ya de por sí cuestionada credibilidad— y
confirma que él —en el más vulgar acto de autoritarismo farsante— será el
responsable de formular la o las preguntas para la consulta.
Otra vez la política mexicana llevada a su expresión más pedestre, manejada
por lo más cercano al lumpen de la política mexicana y avalado por lo más
reputado de la “intelectualidad” de la izquierda mexicana. Es decir, se hace
la consulta, “porque nos da la gana”, porque “tenemos el dinero para
hacerla, aunque sea dinero público”, y peor aún, “se hace porque se hace”,
aunque sea cuestionada por todos su legalidad, su ética, su certeza técnica
y jurídica; aunque sea un instrumento que pretende destruir uno de los tres
poderes: el Poder Legislativo.
La farsa llevada a un acto de fuerza.
Y lo peor es que todos —incluido este espacio, claro— se tragan o nos
tragamos el anzuelo y convertimos una farsa en primicia informativa, en
motivo de análisis, motor de acalorados debates y sesudas disertaciones.
Hace semanas fue la farsa del asalto a la tribuna —en donde también nos
tragamos el anzuelo todos—, luego fue la farsa del debate en el Senado en el
que participarían luminarias del espectáculo político —espectáculo con el
que aún hoy nos juegan el dedo en la boca— y mañana será la farsa de la
consulta.
Farsa y farsantes convertidos en el centro de la discusión, fenómenos
mediáticos que deja ver desgarre de vestiduras, a expertos incrédulos que se
desgañitan en un foro en el que nadie los “pela”, igual que especialistas,
reputados conocedores, doctores en todas las ciencias que se creen el cuento
y preparan disertaciones profundas que —para desgracia de todos— se van al
caño, porque nadie las escucha y/o a nadie le interesan.
La farsa de la política y del poder. La fuerza por sobre las ideas. El uso
de la farsa, y de la fuerza, como detonador para demoler instituciones.
Mañana triunfará el “no” a la privatización petrolera —aunque nadie en su
sano juicio propone ese despropósito— y la impoluta, harto creíble, y
sobradamente ética consulta se alzará con un resonante triunfo por sobre las
instituciones. Y los senadores y diputados amarillos tendrán que aceptar que
son un puñado de vividores, inútiles que no sirven para nada, porque la
sociedad que con lucidez asombrosa dijo “no” a la privatización de Pemex, no
a la obligación de legislar, no meter mano a la industria nacional.
Y con esos “no”, los condenó al desempleo. ¿Por qué? Porque entonces no
servirá para nada el Congreso. ¿Para qué gastamos millones y millones de
pesos del dinero público en salarios del Congreso, si con una consulta
podemos resolver todo?
Los señores Carlos Navarrete y Javier González Garza se habrán dado cuenta
que al impulsar esa farsa de consulta sobre la supuesta privatización de
Pemex, están entregando a sus simpatizantes una pistola para que les
disparen, a senadores y diputados federales, un tiro político en la cabeza.
Para que con ese voto en la farsa de consulta decreten la inutilidad del
Congreso, su sepultura. ¿Sabrán que con ello invalidarán, por ejemplo, las
elecciones federales de 2009?
Y por supuesto que lo saben. Bueno, no sólo lo saben, ese es uno de los
objetivos. Tienen claro que luego del 2009 el PRD y su farsante FAP caerá a
los niveles más bajos de votación. Por eso es más fácil destruir hoy al
Congreso que perder posiciones luego de 2009.
Pero la historia no olvida y suele cobrar facturas.
La farsa de hoy será historia de mañana. Al tiempo.
aleman2@prodigy. net.mx

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